Las precipitaciones en la región mediterránea se han mantenido en gran medida estacionarias en los últimos 150 años, sin tendencia significativa hacia el descenso de la precipitación, aunque con gran variabilidad temporal y espacial.
Es la principal conclusión de un estudio que analiza los datos registrados por 23.609 estaciones meteorológicas ubicadas en 27 países entre los años 1871 y 2020.
La investigación ha sido realizada por un equipo internacional de 70 científicos, liderados por Sergio Vicente Serrano (Instituto Pirenaico de Ecología, CSIC), entre los que figura el profesor e investigador de la Universidad de La Rioja Jorge Lorenzo Lacruz. Los resultados han sido publicados en la revista científica Nature.
Los autores han empleado el mayor conjunto de observaciones jamás reunido para la región y, usando modelos climáticos de última generación, anticipan menos precipitación en el futuro, por lo que la gestión del agua debe prepararse para escenarios de estrés hídrico.
«Este estudio nos indica que no hay una tendencia definida de precipitaciones en el Mediterráneo. No llueve más ni llueve menos, pero sí se ha observado una gran diferencia de precipitaciones de unas décadas a otras y un aumento de las temperaturas y de los fenómenos extremos», explica Jorge Lorenzo.
Es decir, aunque no llueva menos, tenemos menos agua disponible debido al calentamiento, que hace que aumenten las tasas de evaporación y evapotranspiración.
Los datos analizados comprenden un total de 10.238.736 registros mensuales calculados a partir de más de 300 millones de observaciones diarias de precipitaciones en 27 países
Esta conclusión es fundamental ya que la investigación ahora publicada por la revista Nature ofrece una perspectiva global e histórica de las precipitaciones desde 1871 en la cuenca mediterránea.
Los resultados, incide Lorenzo, vienen a confirmar «lo que apuntaban los modelos climáticos, que no advertían tendencia alguna en el pasado», frente a «las observaciones de estudios parciales (por décadas), que indicaban que estaba lloviendo menos».
El estudio sostiene que «la variabilidad de la circulación atmosférica –de alta complejidad en el Mediterráneo– es el principal factor explicativo que rige las tendencias de precipitación en toda la región mediterránea».
Los datos analizados comprenden un total de 10.238.736 registros mensuales calculados a partir de más de 300 millones de observaciones diarias de precipitaciones, recogidas por pluviómetros en 23.609 estaciones de 27 países.
Representan la base de precipitaciones históricas más importante del Mediterráneo.
EVIDENCIAS DE LA INFLUENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO. DANA’S Y SEQUÍAS
El estudio señala también un aumento en la frecuencia e importancia de los fenómenos extremos. «Aunque el régimen de lluvias torrencial es típico del clima mediterráneo –indica Lorenzo– estos datos evidencian la influencia del cambio climático. Hace más calor y, en consecuencia, el agua se evapora más, porque hay una mayor demanda atmosférica, implicando condiciones de mayor aridez».
«Además, el calentamiento global altera los patrones de circulación atmosférica: todo el sistema climático terrestre se está reconfigurando, desde la corriente en chorro responsable del descolgamiento más frecuente de DANA’s hasta la corriente del Golfo, encargada de suavizar el clima en la fachada atlántica de Europa», completa el investigador de la UR.
La investigación apunta que es esperable que «las condiciones de alta demanda de evaporación atmosférica se intensifiquen en el futuro, según las proyecciones climáticas, aumentando la aridez. Como resultado, la región podría experimentar sequías hidrológicas y agrícolas más severas».
Así, para las próximas décadas los modelos climáticos de última generación sí proyectan un marcado descenso de precipitaciones en esta región, especialmente acusado a partir de 2050 por lo que se considera urgente la necesidad de abordar los complejos desafíos que plantean las cambiantes condiciones climáticas en la región mediterránea.
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