“Hablar de ‘conducta suicida’ desde un punto de vista muy amplio nos permite prevenir. No solo hablamos de la muerte, que ya no tiene remedio, sino que es posible que podamos intervenir desde el inicio, cuando se empieza con esas ideas”, afirma Alicia Pérez de Albéniz Iturriaga, investigadora del Grupo PRISMA de la Universidad de La Rioja.
Junto a Adriana Díez Gómez del Casal ha impartido el Taller ‘Rompiendo el silencio. Hablamos de conducta suicida’ el miércoles 28 de febrero dentro del programa UR Saludable, y el martes 27 de febrero en La Gota de Leche.
“La ‘conducta suicida’ -afirma Adriana Díez- tiene muchas vertientes, puede tener sus raíces en alguna idea de muerte, en un deseo, o en un plan de suicidio”.
Por eso, considera que “es importante saber en qué momento se encuentra esa persona: si ya ha intentado hacerse daño, si tiene un método sobre cómo lo haría… porque esto nos debe alertar sobre cómo debemos actuar: si podemos escucharle porque simplemente está pasando un mal momento o si necesitamos un profesional experto”.
El contacto con esa persona que lo está pasando mal puede ser a través de preguntas muy sencillas: “¿Qué necesitas que haga yo? ¿Se te han pasado ideas malas por la cabeza? ¿Has pensado en hacerte daño?”, aunque cree que, “en realidad cuando hablamos con personas que sufren es más importante estar al lado, acompañar y escuchar que el contenido de lo que decimos”.
"Cuando hablamos con personas que sufren es más importante estar al lado, acompañar y escuchar que el contenido de lo que decimos”
En este sentido, en los Talleres ‘Rompiendo el silencio’, que llevan ya tres ediciones dentro del programa UR Saludable, se trabajan estas técnicas de escucha para “saber escuchar bien, aprender a mantener los silencios, saber hacer preguntas, mirar a los ojos”, detales importantes para que “una persona que lo está pasando mal pueda seguir abriéndose”.
Estos talleres también abordan los mitos que hay en torno a la ‘conducta suicida’, como son que “no se habla, que es un tema que está oculto, que se piensa que en la adolescencia no hay casos…”, detalla Alicia Pérez de Albéniz que considera que lo primero que hay que hacer es “rebatirlos porque algunos son importantes, como que nos se pueda hablar porque tienes el riesgo de ponerle esa idea en la cabeza”.
Al contrario, considera que “a las personas hay que preguntarles abiertamente por sus sentimientos, por la situación por la que están atravesando. Es la única manera que tenemos de detectar, poder intervenir y buscar ayuda entre todos para superar esas situaciones”.
ALGUNAS CIFRAS EN TORNO A LA 'CONDUCTA SUICIDA'
Sobre las cifras en torno a la ‘conducta suicida’, han aumentado en las últimas décadas, como evidencia el Observatorio Nacional de Conducta Suicida del INE, “la tendencia es al alza, cada año se supera la cifra del año anterior”.
Los últimos datos, de 2022, indican que ese año fueron 4.227 las personas muertas por suicidio, con una proporción de 3 a 1 hombres respecto a mujeres, especialmente en edades intermedias, “sin minusvalorar las tasas de adolescentes, jóvenes y personas mayores, momento en que también se da un pico”, precisa Pérez de Albéniz, que no descarta que “este aumento puede que corresponda a nuestra capacidad para registrarlo. No se puede decir que antes no existiera”.
En definitiva, considera que “es muy importante hablar de ‘conducta suicida’, en vez de hablar de muerte por suicidio, porque aquella abarca la ideación suicida y la planificación. En el ámbito de la comunicación, las personas que se lo están planteando y que expresan esa intención en su entorno; y, en el ámbito de la conducta, no solamente es la muerte por suicidio sino los intentos. Existe una ratio de 20 intentos por cada muerte por suicidio. Es una conducta más habitual de lo deseable”, concluye.
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