Juan Muñoz Molina, estudiante del Grado en Geografía e Historia en la Universidad de La Rioja, realiza desde febrero de este año un período de prácticas en el Museo Archeologico e della città di Savona (Liguria, Italia) en el marco del programa Erasmus+ Prácticas.
«Mi sueño, ya antes de entrar en la universidad siempre fue el de vivir la Dolce Vita y por fin puedo decir que estoy viviendo en Italia», cuenta con humor.
Aunque realiza prácticas en el Museo Archeologico e della città di Savona, vive en Génova, una ciudad «que no me decepcionó. Al contrario, tuve una conexión profunda desde el primer momento. Un amor a primera vista: sus calles, la gente, la comida, el ambiente, la cultura, sus crêuza de mä (cuestas de mar)».
De Savona, cuya visita recomienda, destaca que es «una ciudad de cuento». El programa Erasmus+ Prácticas le está permitiendo realizar prácticas desde hace dos meses en el Museo Arqueológico, que se encuentra «dentro de una espectacular fortaleza del siglo XVI, además de contar con un subterráneo con búnkeres de la Alemania nazi», señala.
Sus funciones en el museo son variadas, desde recepción de visitantes, visitas guiadas en español o diseño de planos a apoyo en la excavación, «concretamente en uno de los yacimientos que tenemos, el de la antigua Catedral de Santa María di Castello» o hacer de community manager: «Hago vídeos para TikTok donde explico curiosidades de una forma interactiva y breve».
En cuanto al idioma, no ha sido una barrera a pesar de que «mi nivel de italiano era muy básico, estoy aprendiendo muy rápido y, desde el principio, puedo tener conversaciones con ellos. Cuando llegan visitantes italianos, hablo con ellos sin problemas».
Aunque el italiano y el español son idiomas semejantes, recomienda evitar el castellano e «intentar hablar todo italiano, o, al menos, un itañol; lo que valoran es que te esfuerces, no importa si te equivocas».
UNA EXPERIENCIA ACADÉMICA Y PERSONAL QUE «NO QUIERO QUE SE ACABE»
Si uno de los miedos que Juan Muñoz Molina tuvo al llegar a Savona era el ambiente local, pronto desapareció «y desde el primer día me siento como en casa». Motivo por el que no quiere olvidarse de sus compañeros, que «me están enseñando mucho y son bellísimas personas».
En esta lista están, por ejemplo, «Diego ‘El livornés’, mi maestro y amigo, con quien contacté antes de llegar; Martina, una mujer brillante, y una pieza fundamental en el museo; Elena, una auténtica profesional y con un gran nivel de español (aunque ella lo niegue); Angelo, un romano muy bondadoso y amable con todos; Pavel, mi amigo ruso, que vino Italia tras el estallido de la guerra; Giorgio, ‘la luz del subterráneo’, una persona apasionada por su ciudad, Savona, y por el museo; y, por último, Rita y Carlo, dos personas maravillosas que conciben el museo como una parte importante en sus vidas y, por tanto, buscan cada día mejorarlo».
Todos ellos están haciendo que su estancia en Savona esté siendo «una experiencia increíble. No quiero que se acabe», motivo por el cual anima a todos a que, en algún momento, se aprovechen de las oportunidades que ofrece el programa Erasmus+ prácticas.
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