La Universidad de La Rioja se suma a la celebración, este viernes 10 de octubre, del Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que desde 1992 busca concienciar sobre la importancia del bienestar psicológico en nuestras vidas.
Impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este 2025 se centra en la saturación de pantallas, notificaciones y conexiones constantes por lo que desde la Red Española de Universidades Promotoras de Salud (REUPS) se plantea una cuestión trascendental: ¿cómo afecta el uso excesivo de la tecnología a nuestra salud mental, especialmente durante la etapa universitaria?
La salud mental no es un lujo ni una moda, es una necesidad básica. Y en la universidad, donde los desafíos y la presión pueden ser abrumadores, aprender a desconectarse digitalmente puede marcar la diferencia. Por eso, este 10 de octubre, te invitamos a reflexionar: ¿cuánto tiempo dedicas a tu bienestar mental? Tal vez la próxima vez que sientas ansiedad, en lugar de revisar Instagram, puedas optar por respirar profundo, cerrar los ojos y simplemente estar presente.
La etapa universitaria es, para el grueso del estudiantado, un periodo de crecimiento, desafíos y grandes demandas académicas al que se suma la presión social y la necesidad de estar siempre ‘conectado’.
Así, reconociendo la importancia de la tecnología al facilitar el acceso al conocimiento y la comunicación, se hace imprescindible concienciar sobre un uso inadecuado que puede provocar ansiedad, estrés, fatiga mental, dificultades para concentrarse o trastornos del sueño, entre otras consecuencias.
La salud mental no es un lujo ni una moda, es una necesidad básica y aprender a desconectarse digitalmente puede marcar la diferencia
Diferentes estudios han demostrado que pasar más de seis horas al día frente a una pantalla, especialmente fuera de contextos educativos, se asocia con un mayor riesgo de depresión y ansiedad en jóvenes universitarios. De igual manera, la multitarea digital también afecta negativamente el rendimiento académico y la capacidad de atención sostenida.
En ese escenario actual, cobra una importancia vital la desconexión digital, concepto que no supone renunciar a la tecnología, sino establecer límites saludables en su uso. Así, se trata de recuperar el control sobre nuestro tiempo y atención, reducir el uso compulsivo de dispositivos y priorizar actividades que favorezcan nuestro bienestar mental y emocional.
La OMS recuerda que la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad.
Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
Además, recuerda que la salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos grados de dificultad y angustia y resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes.
Las afecciones de salud mental comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, aunque no siempre es necesariamente así.
CÓMO ALCANZAR LA DESCONEXIÓN DIGITAL
Para alcanzar esa desconexión y que repercuta positivamente en nuestra salud mental es importante establecer una estrategia que incluya al menos los siguientes aspectos:
- Establecer horarios sin pantallas: Fijar momentos del día (como al despertar, al comer o antes de dormir) en los que no se utilice ni el teléfono móvil ni ordenadores o dispositivos similares.
- Desactivar las notificaciones que no sean esenciales: Se evitarán interrupciones constantes configurando alertas solo para las cuestiones catalogados como imprescindibles.
- Practicar el ‘modo avión social’: Fijar espacios de silencio digital durante el estudio o el descanso, sin sentir culpa por no responder de inmediato.
- Crear una rutina de higiene digital: Así como se cuida el cuerpo, la mente también necesita pausas. Meditación, lectura, caminar al aire libre o hablar cara a cara con alguien pueden ser excelentes sustitutos.
- Utilizar aplicaciones que ayuden a la desconexión: Existen herramientas como Forest, Moment o Focus To-Do que promueven una gestión consciente del tiempo y el uso del teléfono.
- Si quieres dormir mejor, deja el móvil fuera de la habitación y no lo uses antes de ir a la cama: Al no haber luz azul ni distracciones constantes, se facilita la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, lo que permite un descanso más profundo y reparador.
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