Una tesis rescata el mundo de los visionarios en la España de los s. XVI-XVIII, cuya experiencia religiosa individual amenazó el papel social de la Iglesia y se movió entre la fe sincera, la supervivencia, y la picaresca, como el caso de la riojana Isabel de Briñas; mientras que entre los teólogos que buscaron poner orden en el mundo visionario destacó, fray José de Nájera.
Juan Ibáñez Castro ha obtenido el grado de doctor tras la defensa de su tesis titulada ‘El mundo visionario en la España moderna: manifestaciones y problemas. Una aproximación desde la tratadística y la Inquisición’, calificada con ‘sobresaliente cum laude ‘y mención internacional al título.
Desarrollada en el Departamento de Ciencias Humanas -en el marco del programa de Doctorado 681D Doctorado en Humanidades (Real Decreto 99/2011)- la tesis fue defendida el jueves 15 de octubre (onomástica de Santa Teresa de Jesús) y ha sido dirigida por Ángela Atienza López.
La tesis aborda el mundo visionario como una de las claves en las dinámicas sociales y culturales que permiten comprender mejor la sociedad y cultura de la España moderna.
Los hombres y mujeres de la Edad Moderna consideraban el mundo visionario como una parte real de sus vidas; buscaban en lo maravilloso explicaciones para todo tipo de situaciones personales y colectivas.
En la categoría visionaria «encontramos profecías, revelaciones, apariciones, éxtasis, arrobos, visiones, etc.», a partir de estas manifestaciones «estudiamos la diversidad de hombres, mujeres y realidades que se esconden detrás de la concepción del mundo visionario que convivió con la vida real de la España moderna», asegura Juan Ibáñez.
El mundo visionario era «un universo conflictivo que abría la puerta a una experiencia religiosa íntima que, desde un punto de vista sociocultural, amenazaba el papel dirigente de la Iglesia Católica, uno de los pilares del Antiguo Régimen y la Monarquía Católica», añade.
Esa experiencia religiosa individual y autónoma, directa entre el fiel y Dios, les procuró conflictos con la Inquisición.
La tesis concluye que, pese a las posibilidades de ejercer la propia voluntad que les proporcionaba el mundo visionario, «la mayoría de sus protagonistas no fueron conscientes de ello, lo que perseguían era sobrevivir en unas circunstancias particularmente duras, conseguir ascendencia social o dar salida a sus aspiraciones».
Esto se aprecia en que las sentencias de los tribunales de la Inquisición fueran, en su mayoría, paternalistas y ejemplarizantes: destierros, instrucción en la doctrina, prohibición de volver a hablar como profetas, etc.
En definitiva, frente a la visión romántica que pueden inspirar los visionarios como personas enfrentadas al sistema establecido en busca de mundos alternativos más justos, la mayoría de ellos «solo aspiraron a sobrevivir en los márgenes de la mística y de lo sobrenatural, y es que siempre se vieron a sí mismos como servidores de Dios, hijos de la Iglesia y leales súbditos de Su Majestad Católica».
Juan Ibáñez Castro ha llevado a cabo su investigación doctoral con un contrato FPU del Ministerio de Universidades en el marco del proyecto ‘Abadesas y prioras. El ejercicio del poder en y desde los conventos femeninos en la Edad Moderna. Sus límites y problemas’, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y cuya investigadora principal es la catedrática Ángela Atienza.
Su investigación se ha completado con tres estancias en la Universidad Complutense de Madrid, la Università degli Studi Roma Tre -donde visitó, entre otros, el Archivo Secreto Vaticano y el Archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición) y la University of East Anglia de Norwich.