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Desarrollado por investigadores de 7 países europeos

Mossphere permite medir la calidad del aire con un musgo

Desarrollado el primer instrumento biotecnológico que permite monitorizar la calidad del aire con un musgo.

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Un consorcio formado por investigadores de cinco universidades y cinco empresas de siete países europeos -entre ellos, Javier Martínez Abaigar, catedrático de Botánica de la UR- ha desarrollado y solicitado la patente de Mossphere, el primer instrumento biotecnológico que permite monitorizar con un musgo los niveles de contaminación del aire.

Javier Martínez Abaigar ha participado -los tres últimos años- en el Consejo Asesor del proyecto europeo ‘Mossclone: monitoring air quality using moss’, cuyo objetivo era desarrollar un nuevo instrumento biotecnológico capaz de monitorizar la calidad del aire mejorando las técnicas actuales.

Mossphere es una esfera fabricada con un clon de musgo del tipo esfagno (Sphagnum palustre) cultivado en laboratorio y que comercializa la empresa Biovia, una spin-off surgida de la Universidad de Santiago.

Mossphere es un soporte plástico, esférico e inerte, rodeado por una masa de musgo que se fija sobre él. El musgo es un esfagno, el tipo de musgo que constituye las turberas y que se usa como sustrato para el crecimiento de plantas y como combustible (la turba, que se utiliza para aromatizar la malta en la elaboración del whisky).

Su cultivo en biorreactores de laboratorio a partir de un clon permite que sea genéticamente homogéneo, lo que evita la diversidad genética de los musgos nativos. Los musgos nativos se recolectan en la naturaleza y, como cada masa de musgo se desarrolla a partir de una espora con una composición genética única, puede tener propiedades fisiológicas diferentes. Hasta ahora eran los utilizados como bioindicadores de la calidad del aire.

Sin embargo, el cultivo en laboratorio del esfagno permite que la respuesta a los contaminantes sea homogénea y la técnica más robusta, al poder constatar que las diferencias en las concentraciones son debidas a los diferentes niveles de contaminación y no a la diversa capacidad de los musgos para captar los contaminantes.

El esfagno capta de modo natural los contaminantes tanto en ciudades como en las proximidades de focos de contaminación (industrias). El Mossphere se coloca al aire libre, a 4 metros sobre el suelo y, tras un periodo de exposición adecuado, se lleva a laboratorio en bolsas selladas para analizar los diferentes niveles de concentración presentes en el musgo.

En concreto, el musgo presente en Mossphere es capaz de absorber hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), dioxinas, pesticidas y metales pesados y metaloides como: aluminio, arsénico, berilio, calcio, cadmio, cromo, cobre, hierro, magnesio, manganesio, níquel, plomo, selenio, vanadio, zinc.

Mossphere se ha ensayado con bastante éxito en varias experiencias-piloto desarrolladas en tres países europeos, entre ellos España, en ubicaciones urbanas, industriales y rurales. Un objetivo a medio plazo es establecer redes de vigilancia atmosférica a escalas regional, nacional e, incluso, europea con las que estandarizar los procedimientos en todo el continente. De esta manera, los resultados serían completamente comparables y se podrían generar mapas de calidad del aire más fiables que los actuales y, así, detectar focos potenciales de contaminación.

El proyecto europeo ‘Mossclone: monitoring air quality using moss’ (http://mossclone.eu/) ha supuesto la colaboración de cinco universidades y cinco empresas de siete países europeos, y ha contado con 3,5 millones de euros de presupuesto.

En concreto, las Universidades Albert-Ludwig de Friburgo (Alemania); Federico II de Nápoles, Trieste (Italia) y Siena (Italia); La Coruña y Santiago de Compostela (España); y el CNRS de Toulouse (Francia); y las empresas AMRA, Orion (Italia); TE Laboratories (Irlanda); Biovía, TecnoAmbiente y Maderas Ornanda (España).

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