El Claustro Universitario aprobó el pasado día 10 de octubre un texto que pretende ser una guía de referencia clara sobre la postura que debe mantener la Universidad de La Rioja con la Universidad Internacional de la Rioja, y que, por su propia naturaleza, carece de cualquier valor jurídico.
El texto se puede encontrar como anexo en esta noticia.
La propuesta que se aprobó en el mencionado Claustro parte de un hecho contrastado: la compleja relación que se da con la Universidad Internacional de La Rioja desde que fue creada en 2008, y que los distintos rectorados de la Universidad de La Rioja han ido denunciando sin tregua.
En efecto, desde aquel momento, son muchas las maniobras que la UNIR ha ido desplegando para lograr un acercamiento a la Universidad de La Rioja: su nombre, UNIR, que claramente entra en colisión con el nuestro de Unirioja; su ubicación física, adosada al campus universitario, que trata de confundir, primero, y de beneficiarse, después, de nuestro prestigio. De ahí que no nos sorprenda el interés que sus dirigentes siguen mostrando en colaborar con nuestro profesorado. Además, esta proximidad se evidencia también en la impartición de algunos grados semejantes, cuando no idénticos, a los que ofrece la UR, contradiciendo de esta forma su espíritu fundacional. En esta línea, las cosas han llegado, al menos para nosotros, muy lejos: junto con la oferta del Máster del Profesorado, han conseguido la preceptiva autorización para corresponder a los tutores de Secundaria con una contraprestación económica, algo de difícil consecución para una universidad pública.
A esta falta de relación provocada por el conflicto de denominación y marcas, así como por su vecindad física, hay que añadir los actos de confusión que esta situación provoca: unas veces, propiciados por su personal docente; otras, por los medios de comunicación y redes sociales y, por supuesto, por parte de alumnos o ciudadanos que no saben, o pueden, distinguir entre ambas instituciones.
En conclusión, la Universidad de La Rioja, como institución pública, está en su derecho a no colaborar, en ningún aspecto, con una empresa cuya actividad comercial lesiona los intereses fundamentales de nuestra institución. Es más, la proximidad física y la convergencia funcional de ambas universidades impone una vigilancia firme de la legislación en materia de incompatibilidades, que permita garantizar el cumplimiento de la misma por parte del personal que presta servicios en la Universidad de La Rioja. Del mismo modo, resulta necesario recomendar a toda la comunidad universitaria que se abstenga de llevar a cabo colaboraciones o servicios en la UNIR que sean contrarios a la política de no colaboración institucional con dicha universidad privada.