José Miguel Peña Navaridas, profesor de Ingeniería Agroforestal en la Universidad de La Rioja, dirige al equipo de investigadores que desarrollan dos proyectos de I+D con la empresa Kel Grupo Alimentario desde hace un año. El trabajo de campo se ha desarrollado en la finca ‘El Espartal’ que, ubicada en Quel y de 450 hectáreas de superficie, está dirigida a la producción bajo la denominación Aceite de La Rioja.
En primer lugar, los investigadores de la Universidad de La Rioja han estudiado el comportamiento durante esta campaña de las variedades Arbequina, Koroneiki -de origen griego-, Arbosana (catalana) y la Redondilla, que es propia de La Rioja.
Han detectado que Arbequina y Redondilla han resisitido mejor las heladas del invierno -con temperaturas de -8º C- que Koroneiki y Arbosana, Redondilla. Esta variedad de aceituna riojana, cuyo tamaño es el doble que el resto, se cultiva en olivos que alcanzan gran altura y madura rápidamente. Abequina y Arbosana ofrecen mucha producción, de forma regular y con frutos de tamaño medio, aunque la primera madura antes. La Koroneiki, por último, tiene el menor tamaño de aceituna y una maduración intermedia.
Estos datos van a permitir a Kel Grupo Alimentario poder decidir, a partir de ahora, entre una explotación con frutos precoces y de buen tamaño si apuesta por la Redondilla; una recolección tardía pero muy productivas, si utiliza la Abosana; o una mezcla de ambas (Koroneiki).
El estudio de las variedades ha proporcionado información, igualmente, sobre la poda y la conducción de árbol en este tipo de cultivo superintensivo. En este sentido, los investigadores de la Universidad de La Rioja han seguido la evolución de los olivos después de regar una parte del campo el doble de lo normal y, la otra con un 60% menos de agua de la habitual.
Ambas operaciones fueron exitosas. En la fase de crecimiento de los árboles, en junio y septiembre, los olivos soportaron mejor el sobre-riego; mientras que en julio y agosto fue más eficaz el riego deficitario.
Los investigadores de la UR han detectado la importancia del factor suelo en el aprovechamiento eficiente del agua. Igualmente, entienden que conjugar ambas estrategias favorecerá un mayor crecimiento del árbol y la máxima producción en cantidad y calidad con el mínimo gasto de agua y nutrientes.