Este ensayo lo expuso hoy en Logroño, en el VII Congreso de Fotoquímica, Guillermo Orellana, profesor titular de Química Orgánica de la Universidad Complutense de Madrid, quien se refirió a «La desinfección de aguas residuales mediante fotoquímica solar para comunidades rurales aisladas». Este Congreso, que se celebrará en Logroño hasta el próximo día 24, reúne a 130 expertos de Europa, Africa y América para estudiar aspectos relacionados con la interacción de la luz con la materia a través de los fotoquímica y la fotofísica.
Orellana, en declaraciones a los periodistas, afirmó que «uno de los mayores fracasos del desarrollo de la humanidad en el siglo XX ha sido no ser capaces de proporcionar a todos los habitantes de la tierra una adecuada agua potable y adecuado saneamiento». Recordó que la Unión Europea, desde hace tres años, financia un proyecto que permite, con el uso de la luz solar, proporcionar agua potable a comunidades rurales aisladas, lo que se experimenta en Argentina, México, Perú, Egipto, Marruecos y Túnez.
Este proyecto, en el que participan España, Grecia, Portugal y Francia, se encuentra en fase experimental y, dijo, «los resultados que estamos teniendo son bastante prometedores y si luego las características técnico económicas lo permiten, es de esperar que pueda alcanzar una difusión en las comunidades rurales aisladas». Insistió en que «el sistema está pensado para núcleos familiares y pequeñas cantidades, no se plantear para abastecer, purificar o potabilizar el agua de una ciudad, aunque sea pequeña».
El sistema que se ensaya consiste en el desarrollo de moléculas que, convenientemente inmovilizadas en unas tiras plásticas, se ponen bajo la luz del sol y en contacto con el agua, de manera que el agua circula por encima de ellas y, gracias a la luz solar, se generan las especies reactivas de oxígeno. Estas especies reactivas de oxígeno, subrayó, son el reactivo capaz de matar las bacterias y otros microorganismos que llevan las aguas, por lo que, a lo largo de cada día, el sistema es capaz de purificar 50 o 100 litros de agua, «suficientes para dar de beber y cubrir las necesidades de higiene para una, dos o tres familias de esos núcleos rurales aislados». Orellana precisó que todo ello se consigue sin utilizar reactivos químicos externos ni energía eléctrica, ya que la propia luz del sol mueve el sistema.
La lección inaugural de este Congreso la pronunció Silvia Braslavaky, del Instituto Max Planck de Mulheim (Alemania), quien recibirá estos días el Premio Elhuyar-Goldsmidt-2004, concedido por la Real Sociedad Española de Química y la Sociedad Química Alemana. Braslavaky se refirió a la ciencia básica relacionada con los fotosensores biológicos, que todos los organismos vivos necesitan para adaptarse y reconocer el medio en el que están. Indicó que «estudiamos los fotosensores biológicos y tratamos de utilizar ciertos métodos especiales de alta tecnología para comprender mejor esos procesos, aprender de ellos y mejorar ciertos instrumentos para el desarrollo tecnológico, la medicina y el control de aguas», entre otros aspectos.
FUENTE: Agencia EFE.