El libro Homo sum. El ser humano en la filosofía española contemporánea (Editorial Perla, Logroño 2010) ofrece una invitación a la reflexión sobre la condición humana de la mano de los autores más celebrados del pensamiento español del siglo XX: Unamuno, Santayana, Ortega y Gasset, Zubiri, Aranguren y Zambrano. Está coordinado por el profesor Diego Bermejo y financiado por el Grupo de Investigación ‘Razón Crítica’ de la Universidad de La Rioja.
La obra recoge las intervenciones del Seminario de Filosofía Española ‘Visiones del ser humano en la filosofía española contemporánea’ que, dirigido por el profesor Diego Bermejo en el curso 2008-2009, contó con la participación de profesores de la Universidad del País Vasco, Salamanca y La Rioja.
En el prólogo, el profesor Bermejo introduce al lector tanto en los temas principales como en el hilo conductor que permite comprender el parecido de familia de nuestro filósofos. El pensamiento español recogido en el libro se adscribe a una corriente anticartesiana y, por tanto, antirracionalista.
«Contra el triple reduccionismo antropológico perpetrado por la modernidad -el hombre reducido a razón, la razón a conocimiento y el conocimiento a objetividad- se eleva la protesta y la reivindicación de lo «otro» inmolado en el altar de la Diosa Razón: cuerpo, pasión, historia, tradición, alteridad, acción, inconsciente, símbolo, sentido, fe, vida¿», indica en el prólogo el profesor Bermejo.
«Un pensamiento que quiera hacer justicia a la complejidad de lo humano -continúa- deberá mantener las tensiones irreductibles en las que se manifiesta. Se trata, por tanto, de no negar ninguna dimensión de la condición humana, sino de mantenerlas en tensión permanente y en dinámico contraste. Por ello, habrá que dar cuenta también de la razón humana, de sus razones y sinrazones. La razón siempre es impura y limitada; y habrá que pensar y pensarla en sus límites, no desechándolos cuando no se dejan circunscribir al reducido lecho de Procusto que cercena lo que excede de la medida previamente convenida, sino ampliando el mismo concepto de razón a sus propios límites. El racionalismo había amputado los elementos prerracionales, irracionales, contrarracionales y transracionales de la vida humana, haciendo del hombre un engendro intemporal y desencarnado. Sin embargo, la terapia adecuada contra el exceso de razón no vendrá del rechazo vengativo, sino de la moderación de la hybris destructiva y autodestructiva de la misma¿ El hombre no es sólo, ni sobre todo, animal racional; sino, además, animal paradójico, contradictorio, insatisfecho, pasional, afectivo, mostruoso y angélico. A esta corriente -mejor contracorriente- de pensamiento cabe adscribir grosso modo el llamado pensamiento español. Un pensamiento que hunde sus raíces en «lo español» -España como problema, exilio español, literatura clásica y mística española, catolicismo español, relaciones entre España y Europa, etc- como pretexto, texto y contexto de su reflexión. Unamuno, Santayana, Ortega, zubiri, Aranguren y zambrano -no sólo ellos, pero sobre todo ellos en el siglo XX- representan de modo inequívoco, aunque con matices diferentes, un tono, un estilo y un contenido reflexivos decididamente anticartesianos. Se repite como leitmotiv, en diferentes versiones, idéntico rechazo al racionalismo, al idealismo y al positivismo. Se destaca la insuficiencia de la razón moderna y del hombre definido por ella. Las fórmulas son variadas y coincidentes, y recuerdan elocuentemente el pathos pascaliano, reticente desde el mismo momento inaugural de la modernidad a aceptar la simplificación autocomplaciente de la condición humana reducida a racionalidad cognitiva (…)».