Lluís Bertran Xirau ha obtenido el grado de doctor por la Universidad de La Rioja y la Universidad de Poitiers (Francia) con su tesis titulada La música en su lugar: una topografía de la experiencia musical en Barcelona y su territorio (1760-1808).
Dirigida por Miguel Ángel Marín López, de la Universidad de La Rioja, y Thierry Favier, de la Universidad de Poitiers, la tesis ha sido calificada con sobresaliente ‘cum laude’ por parte del tribunal calificador.
La articulación de la música con el hecho urbano ocupa, un lugar destacado en la agenda de la musicología histórica desde la década de 1980, ya que muchos de los fenómenos musicales que surgen en Europa durante la Edad moderna son específicamente urbanos
Las evoluciones recientes de la historia urbana cuestionan, sin embargo, que la ciudad en su conjunto deba ser el objeto primordial de estudio del investigador. En la ciudad se dan cita una multiplicidad de experiencias que no necesariamente tienen como marco el todo urbano.
En su tesis doctoral, Lluis Bertran ha tomado como referencia otras dimensiones de lo urbano: un ámbito más amplio, el del territorio circundante de la ciudad; y un ámbito más reducido, el del barrio y la parroquia.
La historia cultural y musical de la Barcelona de la segunda mitad del siglo XVIII cuenta con una fuente excepcional, el extenso dietario (1769-1819) de Rafel d’Amat i de Cortada, barón de Maldà, apasionado melómano y músico aficionado. La riqueza de detalle de sus escritos permite fijar los contornos de su experiencia musical dentro y fuera de la ciudad. A fin de profundizar en la descripción de los distintos espacios musicales, Bertran ha utilizado otras fuentes locales (literarias, institucionales y notariales) y los relatos de viajeros extranjeros en Cataluña del siglo XVIII.
En la primera parte de la tesis («El tono de Sarrià». Música y músicos entre la ciudad y su territorio), se estudian la estructuración de la corona territorial de Barcelona, las relaciones musicales entre la ciudad y su territorio, los distintos tipos de mobilidad de los músicos y las prácticas musicales que tienen lugar fuera de la ciudad, caracterizadas por una mayor libertad respecto de las prácticas urbanas.
En la segunda parte (Barcelona. Ciudades dentro de la ciudad), se analizan las experiencias urbanas contrapuestas de los viajeros extranjeros y del barón de Maldà y se propone una cartografía de la experiencia musical de Maldà en los espacios eclesiásticos y domésticos de la ciudad.
La reconstrucción de las prácticas musicales en la propia casa del barón de Maldà (casa Cortada) ha permitido sorprender una apropiación muy personal de las tipologías establecidas del concierto doméstico y de sus prácticas de sociabilidad. Ha sido posible, de esta manera, identificar y describir, en una misma ciudad, experiencias musicales muy distintas, incluso excluyentes, pero todas ellas ricas y complejas. Todo ello invita a repensar la vida musical urbana de la Época Moderna más a partir de la riqueza de sus divisiones internas que de la unanimidad de sus gustos y elecciones.