La obra, publicada con el nº 67 de la colección Biblioteca de Investigación del Servicio de Publicaciones de la UR, es una completa reelaboración de la tesis doctoral de Mª Antonia San Felipe -dirigida por el profesor José Miguel Delgado Idarreta-, que es una aproximación biográfica a la figura del obispo Fidel García.
El libro estudia al obispo Fidel García pero no se trata de una biografía al uso sino que el plano de observación es únicamente el de las relaciones Iglesia-Estado en los tiempos convulsos de nuestra historia más reciente. La singularidad del personaje lo convierte en la figura más destacada del episcopado español durante el primer franquismo.
En 1936, como el resto de obispos españoles, apoyó la sublevación militar aunque no la alentó, y también suscribió, aunque con enormes reticencias, la Pastoral Colectiva de 1937 que supuso el aval de la jerarquía católica española al régimen de Franco. El apoyo al régimen militar no fue tan bien aceptado por el catolicismo europeo como lo fue por el español. Fidel García conoció estas reticencias especialmente en París, desde donde protagonizó un sonado escándalo con objeto de unas supuestamente «falsas declaraciones» realizadas en París y difundidas por la publicación republicana La Voz de Madrid atribuyendo a los aliados de Franco la autoría del bombardeo de Guernica.
De su episcopado destaca especialmente su Pastoral sobre algunos errores modernos, un alegato antinazi firmado el 28 de febrero de 1942 que fue muy mal recibido por el régimen franquista, que ansiaba el triunfo de Hitler en la II Guerra Mundial. La pastoral fue censurada en España pero fue difundida por los aliados por todo el mundo.
El Foreing Office británico realizó una edición especial de su Pastoral y la difundió por toda la prensa anglosajona, llegó a los EEUU (The New York Times, Evening Star¿). Es decir, se convirtió en un elemento de propaganda aliada en plena II Guerra Mundial.
En un país que se declaraba católico no podía eliminarse fácilmente a un representante de la Iglesia sin propiciar un conflicto con el Vaticano, algo que el franquismo temía, así que se orquestó otro tipo de venganza. Desde que publicara su pastoral sectores de la Falange habían iniciado una campaña de desprestigio contra el obispo haciendo circular rumores sobre sus supuestas debilidades con «mujeres de mala nota». Las denuncias estaban en manos del propio dictador, Francisco Franco.
En 1952 se precipita la celada tendida a Fidel García por sectores ultracatólicos y en agosto de ese año, en Barcelona, cae víctima de que lo se denomina la «trama benéfica» del franquismo: el Patronato de Protección a la Mujer de Barcelona, infiltrado por la sociedad secreta denominada la Hermandad de la Sagrada Familia de Nazaret, que contaba con una amplia red de confidentes, realiza una supuesta inspección en un piso de Barcelona donde aseguran que se practicaba la prostitución clandestina con menores y donde sostienen que el obispo se encontraba.
M.ª Antonia San Felipe demuestra que el documento utilizado como principal prueba de cargo contra el obispo de Calahorra, cuenta hechos totalmente falsos y es más bien una octavilla para ser difundida y desacreditarle. La difusión interesada de estos hechos precipitó la dimisión de Fidel García, que se recluyó en el monasterio jesuita de Oña.