Otero ha estado desde el 21 de septiembre hasta el 21 de diciembre en el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA) de la Universidad de Buenos Aires y el Consejo Nacional de Investigaciones Cientíticas y Técnicas (CONICET).
Durante estos tres meses ha trabajado en el grupo del doctor Carlos Ballaré, uno de los primeros científicos en demostrar el negativo impacto que el aumento de radiación UV tenía sobre los vegetales con trabajos tanto de laboratorio como de campo.
Saúl Otero ha centrado su investigación en el efecto de ese aumento de radiación sobre los ecosistemas de alta montaña. En Buenos Aires ha aprendido nuevas técnicas de laboratorio dentro del área de la biología molecular.
Además, viajó a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, un lugar único de interés científico debido a que el agujero de ozono antártico pasa por encima de esa zona una vez cada quince días provocando un aumento puntual de la cantidad de radiación UV incidente.
Este efecto, único en el mundo, permite medir en el campo el efecto de la radiación UV sobre las plantas. En esta estancia en el CADIC (Centro Austral De Investigaciones Científicas) ha podido observar los métodos de trabajo en campo además de poder realizar un experimento piloto que podría abrir las puertas a futuras investigaciones en la zona.