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Cómo redactar un artículo divulgativo

Por María Pilar Perla Mateo

La conquista del público es el eje de cualquier trabajo periodístico. Como en tantos aspectos de la vida, el secreto está en saber enamorar a los demás con una idea, con un proyecto, dando una clase… o con un artículo publicado en las páginas de un periódico.

¿Cómo lograr que el texto de un científico cautive al público?

¿Cuál es la clave? Para empezar, poniéndose manos a la obra (de la divulgación) siguiendo “otro método”, distinto al científico, el “método periodístico”, cuya primera “ley” es pensar en el lector sobre todas las cosas. Además, habrá que hacer un ejercicio de empatía, ponerse en el lugar del otro y responder a las preguntas que el público se haría sobre el tema que queremos comunicarle.

Acabamos de dar dos claves (de la divulgación científica y de la comunicación en general):

  • tener siempre presente a quién nos dirigimos.
  • saber plantear las preguntas adecuadas.

Las monografías 'mc2 responde' recogen preguntas que se hace la gente sobre un tema

Y no olvidemos que, si queremos hablar con la sociedad, deberemos ser capaces de entretener al lector, de conseguir que disfrute y se quede con nosotros hasta el final. Buscar el equilibrio entre rigor, claridad y amenidad. Y tener metas ambiciosas pero no excesivas.

EJEMPLOS

¿Qué limitaciones existen?

Las limitaciones en la aplicación del método son determinantes: el espacio y el tiempo. La limitación de espacio obliga a sintetizar y a quedarnos sólo con lo fundamental, entre lo que cual debe estar lo que resulta eficaz para una buena comunicación (por ejemplo, podemos empezar contando una historia que nos conduzca hasta un tema). Cuanto más nos amoldemos a las extensiones que nos haya dado el medio, menos recortes sufrirá nuestro texto.

Si hemos elegido comunicarnos con la sociedad a través de un medio de comunicación escrito, es imprescindible cierta dosis de agilidad en los casos en que nuestro artículo de divulgación utiliza como “percha” una noticia. Y, en cualquier caso, cumplir los plazos acordados con el periodista que colocará nuestro artículo en la pista de despegue.

¿Cómo titular "con gancho"?

Imaginémonos a nosotros mismos como lectores sin demasiado tiempo hojeando un periódico. El titular es el anuncio luminoso que nos hace elegir entre un artículo o el de al lado. Por eso precisamos ideas directas, que capten la atención del lector. Si pasa de página, le habremos perdido para siempre. Aquí no nos sirve el largo y preciso titular de una tesis o un proyecto, necesitamos algo claro y atrayente.

Los científicos también conocen la eficacia de los titulares directos. Cuando Lawrence M. Krauss midió la atracción gravitacional entre dos masas conocidas, lo que le permitió medir, por primera vez, la fuerza de la gravedad, al exponer sus resultados ante la Royal Society no tituló su trabajo ‘Sobre la medición de la fuerza de gravedad’; lo llamó, periodísticamente, ‘Pesando la Tierra’.

A menudo se critican los titulares de prensa. Pero el espacio condiciona muchísimo. Si es incorrecto, un titular no tiene justificación, pero sí cuando elige, de la información que sigue, una idea sencilla que se puede expresar en pocas palabras, las pocas que caben en el corto espacio reservado al titular.

¿Hasta dónde se puede llegar? Hasta cierto punto, cabe una cierta dosis de provocación, pero también de inteligencia. Por ejemplo, podemos usar un titular audaz como éste. O colocar en primer plano un guiño a algo muy conocido que haga de ‘anzuelo’. O recurrir a los juegos de palabras como en este ejemplo.

¿Cómo lograr que nos lean?

El arranque del texto tiene una importancia crucial: si no enamoramos en las primeras líneas, el lector pasa de página; no suele haber segundas oportunidades. El científico tiende a un desarrollo ordenado, académico, con definiciones. Si queremos comunicarnos con eficacia, conquistar al lector, divulguemos dentro de una historia, coloquemos en primera fila lo más novedoso o intrigante, lo más asombroso, o lo más cercano al lector, o llevémosle a imaginar un posible escenario futuro... hay muchas posibilidades. Eso sí: nunca empezar por una definición ni por algo que, por su elevado nivel, desanime al lector y le lleve a pensar que ese artículo es demasiado para él.

Yendo a lo concreto, éstos son algunos de los puntos clave sobre los que hay que incidir, teniendo en cuenta el objetivo: cautivar al lector, atraparle, conseguir que lea el artículo, que pierda el miedo a la ciencia.

1. ¿Cómo enfocarlo?

Lo fundamental es el enfoque. No pensemos en lo que dirán nuestros colegas sino en el lector. Es nuestro mensaje el que se tiene que adaptar a su destinatario. Lo más interesante para el experto en el tema no suele ser lo más interesante para el lector.

“Habitantes de la boca” es un buen ejemplo de reportaje de divulgación.En él, presentamos al lector un tema que le afecta directamente y hacemos una pregunta que le lleva a leer el reportaje

EJEMPLOS:

2. ¿Qué lenguaje emplear?

También es preciso un cambio de lenguaje. Es obvio que no podemos hablar a la sociedad como hablaríamos entre expertos. Hay que simplificar, utilizar palabras familiares. Por ejemplo: ‘traduzcamos’ la frase “Analizamos la posible incidencia de la disponibilidad hídrica edáfica en el tamaño foliar” por “Analizamos la posible incidencia de la disponibilidad hídrica del suelo en el tamaño de las hojas”. Así, el lector sólo tendrá que leerla una vez para enterarse. La claridad y la amenidad no devalúan sino que se gana en calidad comunicativa.

También hay quien incluso es capaz de hacer difícil lo fácil. El lenguaje técnico describe algo con una aparente precisión que resulta farragosa. Un ejemplo poco ejemplar: para hablar del control automático del tráfico se describe un sensor de aforos como “un cable ubicado en sentido transversal a la dirección de la vía”. ¿No es más sencillo decir “un cable que cruza la calle de un lado a otro”?

EJEMPLOS

3. ¿Habrá que sacrificar algo?

Hay que tener claro que habrá que desechar información para allanar el camino al lector. El científico tiene un exceso de datos, hay que quedarse con lo fundamental y evitar detalles farragosos (¿de qué sirve publicar todos y cada uno de los equipos que hay en mi laboratorio sin dejarse ninguno si nadie lo lee?). No pretendamos contarlo todo. Es momento de elegir. Y de elegir también la manera de presentar la información. Por ejemplo, una parte de la información puede presentarse en forma de infografía o de galería de imágenes en lugar de como texto.

“La voz única de los Stradivarius” divulga la ciencia que hay detrás de la calidad sonora de los famosos violines.

4. ¿Qué no puede faltar?

No demos nada por sabido, ni introduzcamos un concepto sin explicar qué es, llegaremos a lo complejo de forma progresiva. Y cuando optemos por un término especializado, deberemos aclararlo, explicarlo, para que el lector no quede fuera de juego.

Si por un lado hablamos de quitar, de desechar información demasiado compleja o especializada, por otro hay que acompañar esas ideas fundamentales de ejemplos que ayuden a comprenderlo, poner todo en su contexto: qué cosas que no podíamos hacer antes son posibles ahora, qué aplicaciones se esperan para tal avance, a quién puede beneficiar una determinada aplicación. Cuanto más cercanas sean las referencias (nuestra ciudad, algo de la vida cotidiana…), más se identificará el lector con lo que se cuenta.

EJEMPLOS
  • Un bioquímico que divulga, Josep Maria Casacuberta, habla de la necesidad de cambiar de lenguaje en su libro ‘El genoma fluido’ (La Voz de Galicia, 2003).
  • Es importante conectar con lo familiar.
  • Ir de lo conocido a lo desconocido.
  • De lo cotidiano a lo complejo.
  • Contar historias y entretejerlas con datos, como en ‘Historia de un átomo’, de Lawrence M. Krauss (Editorial Laetoli, 2005). Un átomo de oxígeno es el protagonista de esta insólita historia que nos lleva desde el Big Bang hasta el final de los tiempos.
  • Utilizar comparaciones y metáforas, entre otros recursos que provee el lenguaje como cuenta Manuel Calvo Hernando en este artículo.

Para hacer divulgación general, no de una investigación concreta, hay que adaptar el nivel de detalle. Muchas veces, es necesario cambiar de objetivo, coger un gran angular que nos despegue las narices de la extrema especialización y proporcione una visión más amplia, inmersa en un contexto. Por ejemplo, seguramente no nos leeríamos unas páginas sobre “propiedades de tenacidad a la fractura y crecimiento de grietas de fatiga en materiales metálicos de uso resistente”, pero sí sobre fatiga de materiales en general tituladas ‘Los materiales también se cansan’.

5. ¿Cómo organizar y ordenar el texto?

Si nuestro artículo es largo, una estructura ágil, que fragmente la información en apartados, facilita la lectura, como se hace en el reportaje 'Ibones. Ciencia bajo cero en el Pirineo'.

ELEMENTOS ESTRUCTURALES QUE ARTICULAN EL TEXTO

  • La entradilla: un resumen atractivo de lo que viene a continuación.

  • Énfasis o ladillos, que rompen el texto corrido y destacan una idea. Dejan entrever también la estructura interna que tiene la exposición de los contenidos (es fundamental que ese esqueleto exista por debajo de la piel del texto).

  • A veces esa estructura se hace más visible al dotar al texto de cortes o apartados definidos, independientes pero complementarios. Si informamos de un eclipse de Sol, podemos dar un corte con recomendaciones para observarlo de forma segura. Hay cortes dedicados a cronologías, a contar los antecedentes de algo, a explicar algún concepto con más hondura (no empezar en lo especializado pero sí acabar en lo especializado), a contar qué se hace en ese campo en nuestra comunidad, a dar una clasificación… incluso glosarios. Algunos son textos normales, otros son más directos y se articulan por puntos redactados con frases breves.

  • Sumarios: pueden servir para reforzar las ideas básicas que se desarrollan en el texto: destacar una cifra, plantear unas preguntas clave…

  • Pies de foto: Además de describir la imagen, pueden aportar información.

Otro aspecto fundamental es el orden de exposición. Es muy frecuente encontrarse con textos escritos por expertos que siguen un ordenado y lógico desarrollo cronológico, y que concluyen gloriosamente con lo último descubierto. Ese orden es el desorden en un artículo periodístico. Malén Ruiz de Elvira, responsable de ciencia de ‘El País’, dice que “muchas veces, no es que empiecen por el final sino que acaban con el principio”.

EJEMPLO

Josep M. Casacuberta, bioquímico, en ‘El genoma fluido’ (La Voz de Galicia), utiliza hábilmente una comparación que permite cuantificar:

p. 26: “Aunque son sólo cuatro nucleótidos distintos, cuatro letras, la extraordinaria longitud de la molécula (de ADN) permite muchas combinaciones, y por lo tanto, muchas palabras distintas. En el caso del ser humano, la longitud de su genoma es de 3.000 millones de letras de una larguísima frase. Una frase que si estuviera escrita con un tipo de letra normal, el mismo que se ha utilizado en este libro o el que se utiliza habitualmente en los periódicos, ocuparía 5.000 kilómetros; una larga cinta que podría unir Barcelona a Nueva York, cruzando el Atlántico por encima de millones de peces impasibles frente a la desnudez de una frase que define todas y cada una de nuestras características biológicas”.

O mejor: “Si tenemos en cuenta la longitud y el grosor del ADN, la dificultad de acomodar el ADN en el núcleo de la célula equivale a querer meter un hilo de coser de 160 km de longitud en un dedal”.


PARA SABER MÁS ‘Diferencias estructurales entre un texto científico y uno periodístico’, por Carlos Elías en ‘Fundamentos de periodismo científico y divulgación mediática. Alianza Editorial, 2008.

6. ¿Cómo ilustrarlo?

Debe existir un equilibrio entre la proporción de texto escrito y material gráfico puesto en página. Pero eso no basta: una imagen también habla, también informa. La imagen fotográfica no es sólo un recurso, un adorno, sino que hay que molestarse en buscar lo más apropiado para acompañar al tema que tratamos, pero también lo más eficaz estéticamente. Si nosotros no disponemos de suficientes imágenes para ilustrar nuestro artículo divulgativo o las que tenemos no tienen la calidad obligada para imprimir (200 ppp de resolución para papel prensa, 300 ppp para cuché), echemos mano de nuestros contactos. Internet nos acerca tanto a quienes conocemos previamente como a quienes no. Pero un colega que pide colaboración para un artículo divulgativo suele ser bien recibido; y resulta halagador despertar el interés de un medio y aparecer citados en un pie de foto.

‘Besos’, reportaje publicado en ‘Muy Interesante’ donde texto e imagen se combinan de forma eficaz y equilibrada.

Por otro lado, los contenidos presentados de forma gráfica “entran” mejor. Una buena infografía puede ayudar a entender mejor las cosas, además de ser el gancho, la puerta de entrada a un tema. Las gráficas técnicas no nos sirven: un experto sabe interpretarlas, el público no. Es preciso un trabajo intermedio, hecho en la redacción, para suavizar esos gráficos, con explicaciones a cada paso si es preciso, de forma que sean legibles directamente, sin necesidad de conocimientos previos.

En las ilustraciones podemos recurrir a la imaginación e incluso al humor.

Otras claves:
  • Las infografías deben hablar por sí mismas, como en los ejemplos 'Las edades del hombre' y 'Los genes del cáncer'

  • A veces tenemos material para que el dibujante trabaje sobre él y lo mejore, como en el caso de los temas espaciales, pero otras hay que ponerle imaginación para ilustrar. A veces, incluso se recurre al humor. Ya que no podemos hacerle una foto al bosón de Higgs, ¿por qué no ilustrar el tema con una ilustración al más puro estilo del Lejano Oeste?: Se busca. Bosón de Higgs.

  • Ejemplo de artículo de cuatro páginas de paleontología bien ilustrado y con un toque de humor. ‘Dinosaurios en la intimidad’. Revista ‘Muy Interesante’, julio de 2010, nº 350.

Con todas estas herramientas, no olvidemos la actitud. Ana María Sánchez Mora, divulgadora y maestra en Física y Literatura Comparada (‘La divulgación de la ciencia como literatura’, 1998, Universidad Nacional Autónoma de México), afirma que, en la divulgación, la palabra aprendizaje tiene un sentido mucho más amplio: el conocimiento se comparte, no se imparte. El buen divulgador se comunica con un lector inteligente, sea cual sea su edad y su grado de escolaridad.

Huyamos de una postura de superioridad y dialoguemos.

PARA SABER MÁS

Los mejores artículos periodísticos

2009
"Las edades del hombre... y de todo lo demás" (PDF)
Elena Sanz Pérez de Guzmán. Publicado en el suplemento Tercer Milenio, de Heraldo de Aragón.

2008
"El origen del todo" (PDF)
El Prisma al mejor artículo periodístico de divulgación científica publicado durante el año 2008 fue otorgado al trabajo “El origen del todo”, de Silbia López de Lacalle y publicado en Popular Science, por la habilidad para hacer comprensible un tema conocido pero tan complejo como el origen del cosmos desde una perspectiva muy sugestiva y completa

2007
"Un 'Big Bang' a 100 metros bajo tierra"
Pablo Jáuregui, publicado en el diario El Mundo. Habla con varios científicos y, en su crónica, se hace pronto dos preguntas que están detrás de todo ese esfuerzo: “Son sobre todo dos inmensas preguntas, tan antiguas como la curiosidad del Homo sapiens, las que inspiran el trabajo de los científicos y técnicos que trabajan en esta impresionante caverna: ¿De qué se compone la materia de nuestro Universo? Y, ¿cómo llegó a convertirse en lo que es?”

2006
"¿Hemos sido diseñados?"
Miguel Ángel Sabadell, publicado en la revista Muy Interesante.

2005
“Tsunamis, investigación después de la catástrofe” (PDF)
Luis de Luque, publicado en el suplemento Tercer Milenio del Heraldo de Aragón

2004
“La voz única de los Stradivarius” (PDF)
María Ares Espiñeira. Publicado en el suplemento Tercer Milenio del Heraldo de Aragón.

2002
"Una mirada al cosmos" (PDF)
Instituto de Astrofísica de Andalucía. Publicado en el diario El Ideal de Granada. Lo mejor, los cortes titulados ‘Lo que no sabemos’.

2001
"Vamos a experimentar con tu cuerpo" (PDF)
Miguel Barral. Publicado en la revista Quo.

2000
"Misterios de la memoria" (PDF)
Mónica Salomone. Publicado en el suplemento El País Semanal.

1999
"Sensación de vivir" (PDF)
Jorge Alcalde. Publicado en la revista Muy Interesante.

1998
"El prodigio de la clonación" (PDF)
Enrique M. Coperías. Públicado en la revista Muy Interesante.

1997
"Marte, la última frontera " (PDF)
Alicia Rivera y Malén Ruiz de Elvira. Publicado en El País Semanal.

1996
"¡Impactos!" (PDF)
Mark Kidger. Publicado en la revista Universo.

1995
"Ecuaciones para ver el futuro" (PDF)
Juan Ignacio Fernández Bayo. Publicado en la revista Muy Especial.