Messner fue el primer hombre con los 14 ochomiles
Tras recibir el Premio Internacional de la Sociedad Geográfica Española en
Madrid y entre autógrafo y autógrafo, Messner trazó unas breves pinceladas
sobre el alpinismo y su futuro. A sus 60 años, el primer hombre en subir al
Everest sin oxígeno pretende no influir más en el montañismo, pero su intensa
mirada y su seguro discurso siguen infundiendo un respeto reverencial.
No en vano, Messner fue también el primero en divisar el mundo desde las 14
cimas por encima de los 8.000 metros. Revolucionó el mundo del himalayismo
trayendo las técnicas alpinas a las grandes paredes. Alcanzó aquello que
entonces se creía vedado para el hombre. Fue un explorador de los límites del
ser humano.
Ahora sólo encuentra ese espíritu temerario en pequeñas pinceladas. “Vamos
hacia atrás”, se lamenta.
¿Hacia dónde va el montañismo?
Ahora sólo puedo observar. Yo ya no puedo influir en el montañismo. Y tampoco quiero hacerlo. Observo el escenario, observo lo que sucede. Yo noto que el alpinismo de masas de hoy, lo que podríamos llamar el “negocio del alpinismo”, es muy diferente a lo que era antes. Pero es así. Yo creo que sería mejor si volviera a lo que era el alpinismo clásico, pero creo que eso todavía costará otros diez años.
¿Entonces cree que en diez años se volverá al alpinismo de su época?
Sí, porque ahora es aburrido. Lo que pasa ahora es muy aburrido. Yo mismo
estoy construyendo ahora un museo donde en el fondo describo todo la escena
alpinística, lo que fue, lo que es, lo que será. Y la actual fase la llamamos
“alpinismo de pista”. Hoy se hacen pistas y entonces va la gente a escalar o a
subir por ellas, hasta la misma cima de la montaña.
¿Pero sigue habiendo grandes actividades?
Sí, pero al margen de la tendencia. La tendencia no es esa, la tendencia es
subir la normal del Everest con muchos sherpas que lo dejan todo preparado.
Incluso aunque la gente diga que ha ido con una pequeña expedición, en realidad
están allí con otras 500 personas.
Este año, sin embargo, un equipo español escaló la Magin Line una ruta
que usted calificó como “línea suicida” cuando la intentó.
Bueno, la línea no es especialmente peligrosa. Es una vía difícil que se escaló en 1986 por un equipo polaco. Se volvió a intentar, pero nadie consiguió repetirla. Los españoles lo consiguieron. Es una gran actividad, porque eran un equipo muy pequeño. Creo que sólo uno llegó a la cima. Esto es un ejemplo para el alpinismo. Pero también es sólo la repetición de una ruta, y no una nueva ruta.